Piense en su manía más vergonzante. Ubíquela. Recréela en su cabeza. Ahora piense qué le ruborizaría más: ser pillado en el clímax de la ejecución de su [deliciosa] maña o ser sorprendido con unos parlantes conectados a su cerebro que amplificaran (¡sin editar!) lo que piensa de las cosas cuando le pasan. Difícil, ¿no?

 

Munra era mi villano favorito :) Las lecciones más importantes de la vida suelen quedar de herencia luego de algún episodio “muy” algo: muy hermoso, muy infernal, muy apresurado, muy contradictorio, muy empalagoso, muy. Y la clave tanto para acelerar el aprendizaje como para, de paso, ahorrarse la temporada en la psiquiatrería, está en aprender a reconocer al maestro en cuanto aparece -por más disfrazado que esté.

Lunes, 09 Abril 2018 16:28

Felicidad de regreso a la oficina

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¿Cómo regresar a la oficina sin dejar de ser feliz? Evitando que se nos fugue la energía por la misma rendija de siempre.

Un error que cometemos año tras año y que hace que la vida se sienta igual, es el de exprimir las vacaciones hasta el último minuto, llegar a la oficina afanados y ponernos de inmediato a trabajar. Trabajar es, quizás, lo único que no deberíamos hacer en los primeros días (o al menos en las primeras horas) después de las vacaciones.

 

¿Se ha hecho esa pregunta? (por favor detenga la lectura aquí unos segundos y conteste cuál sería para usted el premio gordo de la lotería de la vida antes de avanzar en el artículo): ¿ser millonario?; ¿tener el trabajo de los sueños?; ¿coincidir con su media naranja?; ¿zafarse de quien creyó era su media naranja pero resultó siendo su medio limón? Ojalá lo que tengo para decir hoy no le resulte decepcionante porque el premio mayor de esta lotería no vendrá desde afuera: el gran golpe de suerte será que en algún momento de su vida (o en muchos momentos de su vida, ojalá) la existencia de alguien sea mejor gracias a usted (gracias a su trabajo, a su amor, a su dinero, a su tiempo: a un poco de energía de la suya, pues).

La red es sólo por si acaso

 Si de verdad quiere lograr el plan A, ¡comience por dejar de acariciar el plan B! Esa es una artimaña del inquilino eterno de nuestra cabeza, el Autosaboteador de Metas, famoso por hacer lo que sea con tal de tener alguna sensación de tranquilidad. Fue él quien inventó eso de “Si el plan B no funciona recuerde que el alfabeto tiene muchas letras más”.

De manera independiente a las convicciones religiosas (o a la ausencia de las mismas) en cada uno de nosotros, la Felicidad sí encuentra en la vida espiritual un componente determinante.

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